David Musselman, un obispo de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Estados Unidos de disfrazó de indigente para dar una enseñanza a los creyentes.
Dentro de la festividad del Día de Acción de Gracias el obispo tuvo la ingeniosa idea de disfrazarse de indigente para intentar entrar a las instalaciones de la iglesia de Taylorsville dentro de la localidad de Salt Lake City y dar una lección de vida a las personas, según lo informa la Associated Press.
David Musselman pidió ayuda a su amiga Tara Starling maquilladora profesional que se encargó de realizar la transformación del obispo a indigente. La segunda persona cómplice de David Musselman fue su segundo consejero, a quien le pidió guardar el secreto de su identidad.
El resultado impresionó al obispo pues ni el mismo se reconocía, lo que lo impulsó a llevar a cavo su tarea y así llegó a la iglesia en donde rápidamente fue llamado por cerca de cinco personas que le pidieron que se fuera.
"Lo que quería demostrar principalmente era que no necesitamos juzgar tan rápido", declaró el obispo a la cadena de televisión KUTV-TV.
Sin embargo, algunos de los niños que caminaban al lado de su familia miraron al indigente con compasión y mostraron su intención de querer ayudarlo.
"Estaba impresionado por los niños. Podía ver en sus ojos que querían hacer más", dijo David Musselman al sitio de noticias Deserret News.
Las personas que se encontraban cerca de la iglesia no saludaron ni ofrecieron alguna ayuda al obispo disfrazado.
"Me hubiera gustado acercarme y decirles feliz Día de Acción de Gracias. A muchos de ellos no les hubiera pedido comida o dinero, y su incapacidad para siquiera saludar fue muy sorprendente", explicó David Musselman.
Luego de ver la reacción de las personas, David Musselman se dirigió al centro de la iglesia como comúnmente lo hace al realizar la ceremonia religiosa, y se quitó el disfraz causando impacto a la congregación.
"Comencé a sentir vergüenza porque no saludé a este hombre... Estaba sucio, paralítico, viejo. Estaba murmurando para sí mismo", dijo Jaimi Larsen sobre el indigente.
El obispo señaló que nunca se imaginó el impacto que tendría ese ejercicio ya que muchas de las personas evitaron acercarse al "indigente" para no tener que darle dinero.