Una juez de la Corte Superior de San Francisco, California ordenó destruir los cinco embriones que una pareja congeló con los deseos de formar una familia juntos, luego de llevar un juicio de divorcio que debatiera que debería hacerse con los embriones.
La juez Anne-Christine Massullo declaró "si el matrimonio se divorcia, los embriones congelados deben destruirse". Esta decisión legal apoya el consentimiento que firmó la pareja en 2010, en la clínica de fertilización, para que los embriones se destruyeran si ellos se divorciaban.
Mimi Lee, de 46 años, desafió la decisión de la Corte cuando la pareja inició el proceso de divorcio en 2013, alegando que el tratamiento que tuvo por cáncer de mama la dejara infertil, siendo nulas las posibilidades de tener hijos.
Por la otra parte, su ex esposo, Stephen Findley, está de acuerdo con la decisión de la juez, porque dijo temer una futura demanda por manutención, al estar su ADN en los embriones.
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"Las decisiones sobre las familias y los niños siempre son difíciles", declaró la juez Massullo. "Ésta en particular es una perturbadora consecuencia de la biotecnología", agregó.
Según explica la American Society for Reproductive Medicine, un embrión es un óvulo fertilizado por un espermatozoide. En el caso de una fertilización asistida, indica la entidad, "uno o más óvulos fertilizados (embriones) se transfieren al útero de la mujer, donde pueden implantarse en el endometrio y desarrollarse. Los embriones que sobran pueden ser criopreservados (congelados), para un uso futuro".
Este es el primer caso de este tipo en California, donde había gran expectación por la cantidad de clínicas de fertilidad existentes.
Hay al menos otros once estados donde se han celebrado juicios sobre el futuro de los embriones cuando hay divorcio, y en ocho se ha dado la razón a la parte que reclamaba que no siguieran adelante.
En estos se ha priorizado el derecho del cónyuge a no procrear, a pesar de que los embriones estuviesen ya fertilizados, mientras que en los otros tres estados ha prevalecido el criterio de que la mujer, si no es por esta vía, jamás podría ejercer su derecho a tener hijos biológicos.
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