First Posted: Dec 16, 2015 01:16 PM EST

Un sicario de 29 años de edad, dedicado al secuestro y asesinato, comentó sus experiencias en el mundo del narcotráfico.

En una entrevista exclusiva para la agencia de noticias AP, el sicario declaró que su primera "desaparición" de un hombre fue a los 20 años, lleva nueve años en un cártel, tiempo en el que asesinó a 30 personas, de las cuales quizá tres fueron por error.

El sujeto confesó que aunque en ocasiones ha sentido remordimiento por los actos que ha cometido, no se arrepiente ya que cree que está ofreciendo un servicio público a su comunidad.

ARTíCULOS RELACIONADOS:  Cártel Del Golfo Ataca Oficinas De La PGR En Reynosa, Tamaulipas  

"Muchas veces tu pueblo, tu ciudad, tu colonia está siendo invadida por gente que tú crees que va a perjudicar a tu familia, a tu pueblo, a tu sociedad", dice. "Y pues tienes que actuar, porque el gobierno no va a venir a ayudarte".

Durante los 9 años que lleva en el "negocio", ha operado en la Costa Grande de Guerrero, al suroeste del puerto de Acapulco, donde se encuentran terrenos de cultivo de amapola y marihuana, por lo que las zonas son controladas o disputadas por cárteles de drogas.

En el Estado de Guerrero más de mil personas han sido reportadas como desaparecidas desde 2007, incluyendo el caso de los 43 jóvenes que estudiaban para maestros, quienes fueron detenidos por la policía en la ciudad de Iguala y nunca más se supo de ellos.

Estos hechos han motivado a otras familias de Guerrero a hacer públicos los secuestros y desapariciones de sus seres queridos, conocidos como "Los Otros Desaparecidos".

Las familias han contado las historias de sus esposos, hijas y hermanos desaparecidos por miembros de algún cártel de las drogas o por parte de autoridades corruptas.

La entrevista con el hombre que se dedica a secuestrar, torturar y asesinar para un grupo narcotraficante cuenta la historia desde el otro lado. Su relato refleja lo relatado por sobrevivientes y familiares de víctimas, y parece confirmar sus peores temores: varios, si no la mayoría de los desaparecidos, nunca regresarán a casa.

"¿Has desaparecido personas?", se le pregunta directamente al sujeto anónimo.

"Sí", responde sin temor o remordimiento alguno.

En México y otros lugares donde los secuestros son comunes, la palabra "desaparecido" es un verbo y un adjetivo usado para describir la situación de quien no se sabe dónde está. Pero en el lenguaje del crimen organizado, desaparecer significa secuestrar a una persona, torturarla, matarla y poner su cuerpo en un lugar donde nadie lo encontrará.

Hasta ahora, dice el hombre, no se han encontrado los restos de ninguna de las personas que "desapareció" en la última década.

Durante meses, The Associated Press se acercó a fuentes ligadas con jefes de grupos del narcotráfico en Guerrero en busca de entrevistar a alguno de sus miembros que hubiera asesinado personas.

Al final, algunos de esos jefes decidieron que fuera este hombre de 29 años, pero con algunas condiciones: no identificar su nombre, ni el del grupo o la comunidad donde se realizaría la entrevista.

El hombre hablaría frente a una cámara de televisión, con el rostro cubierto por un pasamontañas y su voz sería distorsionada. Con el pasamontañas, vistió una gorra con un escudo: al centro el rostro del mayor narcotraficante mexicano fugado por segunda vez de un penal de máxima seguridad; arriba de la imagen las palabras "El Chapo" y abajo "Guzmán", y a los lados "Reo" y el número "3578".

Admite que sus acciones están fuera de la ley y que si es detenido será castigado, pero él se ve como un protector de su pueblo ante las amenazas de grupos rivales.

Los motivos para desaparecer a alguien son el pertenecer o dar información a "un grupo enemigo". También el considerar que una persona es un riesgo para su seguridad o la de las personas a las que aprecia, puede traducirse en una desaparición.

El proceso para desaparecer a alguien inicia con la ubicación de la víctima. Prefiere que sea en una casa y en la madrugada, "porque es cuando la gente está durmiendo", pero a veces también ocurre en algún lugar público. Si la víctima está desarmada dos personas son suficientes para "levantarla", como en el argot del narcotráfico se refieren a un secuestro. Si tiene un arma, necesitará ayuda de más personas.

ARTíCULOS RELACIONADOS: Estados Unidos Investiga A Máximo Líder Del Ejército Venezolano Por Tráfico De Drogas   

Una vez en su poder, continúa, la víctima es llevada a alguna casa de seguridad o un lugar despoblado para que nadie escuche lo que viene: "sacarle información a la persona, por medio de la tortura".

Sentado, sin alterarse a las preguntas ni titubear al responder, refiere tres métodos de tortura: golpes en el cuerpo; poner una venda en la boca y la nariz de la víctima y luego echarle agua; choques eléctricos en los testículos, la lengua y las plantas de los pies.

Para torturar a alguien no tuvo ninguna preparación. Todo lo aprendió en la práctica. "Con el tiempo va adquiriendo uno conocimiento de cómo lastimar a una persona para sacar la información que a uno le pueda servir", dice.

De acuerdo al entrevistado, la gente regularmente habla en una noche. "De las personas que tienen una información y uno se la quiere sacar, el 99% de las personas transmite información que uno desea", asegura.

Una vez que ha obtenido la información, mata a la víctima. "Regularmente a tiros", dice.

El problema es que bajo tortura las personas admiten cosas, aunque no sean ciertas: "Lo hacen con la esperanza de que los dejes de lastimar y que ellos piensan que es la salida de su situación".

Considera que de todos los hombres que ha desaparecido, sólo tres serían inocentes.

Los muertos son enterrados en una fosa clandestina, arrojados al mar o quemados. Si el grupo quiere dejar un mensaje a otro cártel de las drogas, el cuerpo de la víctima es abandonado en algún lugar público. Sin embargo, de los 30 que él ha "desaparecido", todos están en fosas.

"Es mucho más grande el problema de lo que realmente se cree", dice.

Sobre su vida personal, comentó que sólo terminó la primaria, y aunque le hubiera gustado seguir estudiando, cuando era chico no había ninguna secundaria en su pueblo. "Me gustaría haber aprendido idiomas... conocer lugares o países, eso me gustaba mucho", dice.

Asegura que no consume ninguna droga: "cuando una persona está drogada no es quien realmente es, pierdes el control de tu juicio, de todo".

Su ingreso al grupo fue personal, nadie lo forzó a incorporarse. Aunque no le ha mencionado nada a sus padres y hermanos, cree que lo imaginan ya que en casa suele ir armado con una pistola .38 y una AK-47 conocida como el "cuerno de chivo".

No está casado ni tiene hijos. Aunque le gustaría tener una familia propia, sabe que su futuro es incierto. "No veo nada", dice, "yo creo que no puedo hacer planes a futuro, porque no sé qué pueda pasar el día de mañana".

"No es una vida bonita", añade.

Tiene miedo a morir, pero sobre todo le teme a ser detenido por un grupo enemigo. Sabe mejor que nadie lo que le pasaría: "es el mayor temor, hasta más que por ejemplo si yo llegara a morir en un enfrentamiento, porque pues el sufrimiento no sería tan duro".

Con la misma seguridad con la que cuenta sobre las torturas o sus motivos para incorporarse al grupo, dice que siente "remordimiento" por lo que hace, aunque intenta no pensar demasiado en eso.

"Sea como sea estás lastimando a una persona y al final de cuentas le quitas la vida a una persona y pues queda gente dolida, queda familia dolida", dice. "Es algo que sí te genera estrés, que te genera cierto remordimiento, porque es algo que no está bien".

Aunque sabe el número de personas que ha matado y los lugares donde los ha enterrado, dice que ya no recuerda a sus víctimas.

"Con el tiempo se van olvidando", comenta.

No te olvides de comentar con nosotros en la página principal de Facebook y seguirnos también en Twitter.

© 2015 Latino Post. All rights reserved. Do not reproduce without permission.