Una secuela no siempre es una propuesta confiable en Hollywood. La mayoría de las veces, tramas y personajes son reciclados, dando a audiencias una versión más grande de lo que les gustó en la primera pero sin la chispa de imaginación que alimentó la experiencia original. Solo mira los fallos que Hollywood ha presentado en 2016 con muchas secuelas potencialmente habiendo terminado con la posibilidad de más películas en la franquicia.
La excepción hasta ahora es The Conjuring 2. Mientras que la película de horror de James Wan no es una gran mejora sobre la original, continúa mostrando que las películas de horror pueden ser impulsadas por sus personajes y aún así asustar.
En la nueva secuela de Wan, los Warrens regresan en uno de sus casos más difíciles. Lorraine Warren ha perdido su habilidad de contactar espíritus. Sin embargo, cuando se les pide ir al Norte de Londres para ayudar a una madre soltera con cuatro hijos en una casa llena de espíritus malvados, los Warrens viajan para ayudarlos. Lo que sigue es una película llena de sucesos paranormales que no solo son emocionantes, sino aterradores.
Lo que hace a la película única es la manera en que Wan combina el horror con momentos ligeros. El personaje de Maurice Grosse (Simon McBurney) añade toques cómicos a los eventos con su diálogo mientras que Ed Warren (Patrick Wilson) muestra su carisma al imitar a Elvis Presley.
La película está llena de momentos tiernos entre Ed y Lorraine. Esos momentos desarrollan la relación y ayuda a la audiencia a entender la fuerza de la relación. Pero también hay momentos entre Lorraine y los niños Hodgson que son ligeros y sacan a la audiencia del terror que domina la película. La insistencia de Wan de mantener estos momentos no reduce el ritmo de la película, solo añade y mejora la trama.
Para los fans del horror, hay varias escenas que te harán saltar de tu asiento.
Hay varias escenas que incluyen a un anciano apareciendo en una televisión y otro momento cuando Lorraine está atrapada en su casa y un demonio la persigue. Después hay momentos fisiológicos que nos recuerdan a Rosemary's Baby y The Exorcist. En una escena, Ed entrevista al demonio y Wan lo hace con una sola toma. A las audiencias solo se les permite ver la cara de Ed y en el fondo se puede ver un demonio fuera de enfoque. Sin embargo, es difícil distinguir algo y depende de la audiencia crear su propia imagen. Wan y el cinematógrafo Don Burgees decidieron hacerlo con una sola toma para crear más impacto.
El trabajo conjunto de Burgees y Wan excede lo que esperarías de una película de horror conforme mueven la cámara por el espacio y crean el sentimiento de que un demonio merodea por ese espacio. Al mismo tiempo permite a la audiencia sentirse inmersa en la experiencia.
La película falla en su desenlace ya que su conclusión no es merecida, se siente muy fácil y muy simple, abaratando la lucha y haciendo sentir al espectador que se perdió tiempo. Al contrario de la primera película donde los riesgos se incrementan y la conclusión se siente imposible de lograr, la conclusión a esta película no parece tan genuina ni aterradora. Sin embargo, esto no le quita nada al buen trabajo en personajes y una película satisfactoria del género de horror.
Para quienes esperan otra película revolucionaria, podrían sentirse desilusionados después de ver The Conjuring 2. Sin embargo, quienes esperan una película decente para el verano, esto satisfará a las audiencias.
"El Conjuro 2" se estrena este fin de semana en Estados Unidos y Latinoamérica.
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