Hablar, no medicarse, dicen investigadores de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, parece ser el mejor tratamiento para aquellos que sufren del desorden de ansiedad social, caracterizado por miedo intenso y evasión de situaciones sociales.
Los antidepresivos se han convertido en el tratamiento más común del desorden de ansiedad social, una condición psiquiatrica que afecta hasta a 13 por ciento de Americanos y Europeos, pero el nuevo estudio encontró que la terapia de comportamiento cognitivo es más efectiva y, al contario de los medicamentos, puede tener efectos duraderos después de que el tratamiento haya terminado.
"La ansiedad social es más que timidez," dijo el líder del estudio Evan Mayo-Wilson, un científico investigador en el Departamento de Epidemilogía en la Escuela Bloomberg de Salud Pública de Johns Hopkins, en un comunicado de prensa. "Las personas con este desorden puede sufrir de impedimentos severos, desde evitar amistadas a rechazar ascensos en el trabajo que requerirían mayor interacción social. Las buenas noticias para nuestro estudio es que la ansiedad social es tratable. Ahora que sabemos qué funciona mejor, necesitaremos mejorar el acceso a la psicoterapia para aquellos que sufren."
Los resultados de la nueva investigación - publicada en línea en The Lancet Psychiatry y que fue una colaboración entre la Escuela Bloomberg de Salud Pública de Johns Hopkins, Oxford y el University College London, donde Mayo-Wilson solía trabajar - explica que la mayoría de las personas nunca reciben tratamiento para este desorden - y, para aquellos que lo hacen, los medicamentos son más accesibles que psicoterapeutas entrenados.
Para el estudio, Mayo-Wilson y sus colegas analizaron datos de 13,164 partícipes en 101 pruebas clínicas.
Los partícipes, explicó el estudio, sufrían de ansiedad social severa y duradera; casi 9,000 recibieron medicamentos o una píldora placebo y más de 4,000 recibieron intervensión psicológica.
Muy pocos estudios previos combinaron medicamentos con terapia verbal y no hubo evidencia de que algún estudio previo haya comparado la efectividad de una aproximación de terapia combinada con terapia verbal solamente.
Cuando Mayo-Wilson y su equipo compararon diferentes tipos de terapia verbal, revelaron que CBT individual, que se enfoca en las relaciones entre pensamientos, sentimientos y comportamientos para ayudar a las personas cambiar pensamientos irracionales y superar sus tendencias evasivas, fue el tratamiento más efectivo.
Los investigadores dijeron que la medicación aún es importante, pero debería ser considerada terapia de segunda línea para personas que no responden a o no quieren terapia psicológica. El análisis del grupo ya ha llevo a nuevos lineamientos de tratamiento en el Reino Unido y podría tener un impacto significativo en los Estados Unidos, dijo Mayo-Wilson.
"Mayor inversión en terapias psicológicas podría mejorar la calidad de vida, incrementar la productividad en el trabajo, y reducir los costos de cuidado de salud," dijo Mayo-Wilson. "El sistema de salud no trata a la salud mental equitativamente, pero responder a la demanda no es un simple asunto de hacer que los seguros paguen por servicios psicológicos. Necesitamos mejorar la infraestructura para tratar problemas de salud mental como la evidencia muestra que deberían ser tratados. Necesitamos más programas para entrenar clínicos, supervisores más experimentados que pueden trabajar con nuevos profesionales, más oficinas, y más personal de apoyo."