El presidente Barack Obama se reunió este martes 15 de abril con líderes religiosos para abordar el tema de la reforma migratoria en Estados Unidos, un tema que ha sido impulsado por distintas organizaciones que buscan el freno a las deportaciones que durante los últimos años ha dejado a miles de familias divididas.
Durante la reunión realizada en la Oficina Oval en Casa Blanca con seis líderes de Hispanic faith-based organization Esperanza, el presidente Obama indicó que él no estaría tomando medidas para cambiar la ley como está actualmente, expresando su preocupación por la falta de acuerdos en la Cámara de Representantes que mantiene estancada una reforma legislativa aprobada en el Senado.
Luis Cortés, presidente de la organización hispana Esperanza, indicó que las declaraciones del presidente fueron claras al asegurar que no realizará medidas unilaterales para formar la aprobación de la ley de migración, según informa la agencia AP, citada por The Washington Post.
A través de un comunicado emitidos momentos después de haber concluido la reunión, la Casa Blanca indicó que Obama había dicho a los representantes de la fe hispana en Estados Unidos que su administración realiza los esfuerzos necesarios para aplicar la ley de inmigración; sin embargo, a pesar de que puede tomar medidas para mejorar su aplicación, es solo el Congreso quien puede fijar cambios permanentes al sistema y beneficiar a más de once millones de inmigrantes que radican en el país de forma ilegal.
La administración del presidente Obama se ha caracterizado por un alto número de deportaciones encabezadas por la Oficina de Inmigración y Aduanas, registrándose más de 2 millones de indocumentados que han sido regresados a sus países, lo que ha causado la fractura en familias.
Las cifras récord que se han registrado en los últimos seis años han generado fuertes críticas a la administración del gobierno actual. Obama logró su reelección en gran medida gracias al voto de la comunidad hispana, organizaciones a favor de los inmigrantes han señalado la falta de compromiso por parte del gobierno estadounidense en relación a la reforma migratoria que en 2013 sufrió un fuerte revés en la Cámara de Representantes que rechazó el proyecto bipartidista S744 aprobado en el Senado.
