First Posted: Jul 04, 2016 04:31 PM EDT

En momentos en los que el cambio climático global está considerado como uno de los principales retos para la supervivencia del planeta, un equipo de investigadores del MIT ha descubierto las primeras señales de que la capa de ozono ha empezado a sanarse.

Las buenas noticias para el planeta fueron confirmadas por una comisión del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), cuyas observaciones comprobaron que para septiembre de 2015 el agujero en la capa de ozono se redujo a más de 4 millones de kilómetros cuadrados, el equivalente a más de la mitad de Estados Unidos, en comparación con las mediciones del año 2000.

El estudio, publicado en la revista Science, los científicos consideraron que la curación de la capa de ozono es resultado directo del acuerdo internacional conocido como el Protocolo de Montreal, firmado en 1987. El acuerdo internacional prohibió el uso de químicos que destruyen el ozono y que era común encontrar en refrigeradores, aerosoles y productos químicos de limpieza, conocidos como clorofluorocarbonos (CFC).

La recuperación ha sido lenta ya que los productos químicos permanecen mucho tiempo en la atmósfera, sin embargo, se espera que el agujero pueda sanar por completo alrededor del año 2050.

"Ahora podemos estar seguros de que las cosas que hemos hecho han puesto al planeta en un camino para la sanación. Decidimos colectivamente, como mundo, 'Vamos a deshacernos de estas moléculas'. Nos deshicimos de ellas, y ahora estamos viendo que el planeta responde", aseguró la profesora Susan Solomon, del Instituto de Tecnología de Massachusetts, a través de un comunicado.

El cambio climático

Pero no sólo la aplicación rigurosa del Protocolo de Montreal y la reducción de las emisiones de CFC han contribuido a la recuperación de la capa de ozono. En parte, la proeza también se ha logrado, paradojicamente, debido al calentamiento global provocado por los hombres.

"El calentamiento global ha provocado el aumento de la temperatura en la superficie el planeta, pero también un enfriamiento en las capas altas de la atmósfera, lo que ha hecho que se produzca un acusado efecto chimenea que acelera el ascenso del aire caliente desde el Ecuador hacia la estratosfera, para después caer sobre los Polos", explicó a la ABC el director del Centro de Investigación Atmosférica de Izaña de la Aemet, Emilio Cuevas.

"Al intensificarse ese flujo, conocido como Circulación de Brewer-Dobson, se inyecta más oxígeno (O2) en las capas altas, donde por efecto de la radiación solar se convierte en más ozono (O3)", detalló. 

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