El Papa Francisco dijo que "el Evangelio no autoriza el uso de la fuerza. Es lo contrario, la verdadera fuerza del cristianismo es la fuerza de la verdad y del amor, que implica renunciar a toda violencia", durante la Eucaristía del Angelus en la Plaza San Pedro de Italia, cuando se refería a los hechos ocurridos en Egipto, así lo compartió el portal informativo LaVoz.
El Sumo Pontífice explicó que la fe y la fortaleza deben de ir unidas y advirtió en contra de la asociación entre la fe y la violencia. Compartió con los fieles reunidos en la plaza una parte del Evangelio en la cual Jesús dice a los apóstoles "Piensan que vine al mundo a traer paz sobre la tierra. ¿Qué significa esto?, que la fe no es ornamental, la fe implica elegir a Dios como criterio, base de la vida y que Dios no es vacío, no es neutro".
También expresó que Jesús no quiso dividir a los hombres sino que al contrario, él era paz y reconciliación, y dijo que "Renunciar al mal y elegir el bien, divide, lo sabemos, divide incluso los vínculos más estrechos. Estas palabras del Evangelio no autorizan en absoluto el uso de la fuerza". El Papa Francisco continuó con su advertencia contra la violencia en nombre de la fe y realizó un llamado a la paz en Egipto diciendo a la multitud "seguimos orando por la paz en Egipto. Recemos junto a la Reina de la Paz".
Pero los grupos cristianos de Egipto han mostrado su temor e inquietudes después de que casi más de 50 iglesias cristianas y edificio fueran atacados por grupos terroristas de origen islámico. El Papa insistió en que la violencia y la fe son incompatibles diciendo que las personas creyentes y seguidoras de la fe cristiana están renunciando al mal y a ser egoístas para elegir el bien. Indicó que seguir a Jesús incluye que se tenga que renunciar al mal, y se debe elegir la bondad, la verdad y la justicia; lo que también incluye un sacrificio cuando se tiene que renunciar a los intereses propios.
Pidió a sus fieles realizar oraciones "por la paz, el diálogo y la reconciliación en aquella querida tierra y en el mundo entero", y también realizó un reconocimiento al beato Juan Pablo II y su Carta Apostólica "Mullieris Dignitatem" que habla principalmente sobre la dignidad y la vocación de las mujeres.