El hombre lucha contra la naturaleza en la visualmente impresionante The Revenant de Alejandro González Iñárritu.
Iñárritu es un director rebelde en su búsqueda de la intensidad visual, ya sean los planos secuencia rítmicos de Birdman o el descarnado estilo de sus primeros trabajos. Y mientras que sus otras películas sin duda son potentes, ninguna alcanza el dinamismo de The Revenant.
Desarrollada en los 1820s, la película cuenta la historia de un fronterizo, Hugh Glass (Leonardo DiCaprio), quien se embarca en un viaje para vengarse por la muerte de su hijo y por ser abandonado a morir. Filmada en as condiciones gélidas del norte de Canadá bajos las condiciones más adversas, la narrativa de la película imita a la producción con Glass moviéndose de una situación adversa peligrosa a otra. En cuanto está a punto de superar un problema, se enfrenta a un conflicto peor, ya sea ser atacado por nativos violentos, caer de un peñasco o la escena más dolorosa y emocionante de la película, ser atacado y aniquilado por un oso.
The Revenant es difícil de ver en muchos sentidos. Iñárritu no solo la muestra lentamente para que todo momento se desarrolle en largas tomas, pero también hay violencia gráfica que observar. La escena con el oso hará que la audiencia voltee hacia otro lado debido a que las imágenes son difíciles de soportar. No es poco realista esperar que los espectadores cubran sus gargantas o diferentes partes de sus cuerpos, sintiendo cada golpe que recibe Glass.
En otra secuencia, Glass arranca los intestinos de un caballo y duerme dentro del cadáver hueco. Esta película te hará sentir sucio.
DiCaprio se merece un enorme aplauso por su visceral envolvimiento del espectador en lo que resulta ser una interpretación callada. No tiene diálogos por más de una hora en la película, la cámara lo sigue mientras recupera su movimiento por el ataque del oso y comienza a caminar. Estamos con el a cada paso y su dolor se convierte en nuestro dolor.
Otras interpretaciones de Tom Hardy, Domhnall Gleeson y Will Poulter llenan este mundo. Hardy está solo detrás de DiCaprio como el egoísta criminal John Fitzgerald. Mientras que sus acciones muestran su peligroso comportamiento, siempre hay un aspecto cobarde del personaje delineado por la manera medida y callada en la que habla Hardy.
Dicho eso, la verdadera estrella de la película es el mismísimo Emmanuel Lubezki. Filmando la película con nada más que luz natural, el director de fotografía yuxtapone la belleza natural del terreno con la crudeza de la humanidad. Pasamos de vistas panorámicas que enfatizan la grandeza del mundo a acercamientos apretados y claustrofóbicos llenos de personas violentas y sucias. La elección de un lente amplio añade un poco de efecto de ojo de pescado a los acercamientos, añadiéndo las distorsionadas experiencias de los humanos en el yermo, posiblemente insinuando que son una fuerza dañina a la perfección de la naturaleza.
Esto no se enfatiza mejor en ningún otro lugar que en las primeras imágenes de la película. La cámara lentamente sigue un río y se mantiene un balance mientras nos movemos por el río. De repente los humanos entran al cuadro y el balance se pierde y la cámara comienza a moverse, perdiendo el equilibrio de la toma anterior.
Incluso personajes diferentes reciben estilos visuales distintos como Hardy que recibe acercamientos para enfatizar sus engañosos ojos mientras que todo el cuerpo de DiCaprio se convierte en el enfoque de la cámara. Hay una calidad meditativa que contrasta con los movimientos más emocionados de Birdman. Esto se siente más como una película de Terrence Malick desde una perspectiva visual.
The Revenant podría ser la mejor película que Iñárritu ha hecho a la fecha con la adversidad de su agenda de filmación mostrándose en la autenticidad en pantalla. Es una película que dejará a la audiencia brutalizada, pero habrá una mayor apreciación por la naturaleza que nos rodea después.
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