Ser periodista es un acto de fe, es ponerse en la orilla del abismo y rogar que nadie te empuje, porque decir la verdad actualmente puede costar la vida.
Y así fue para Ruqia Hassan, de 30 años, una periodista freelance de Siria que utilizaba el Facebook y el Twitter como plataformas para denunciar los abusos de la organización terrorista ISIS.
Ella utilizaba el nombre seudónimo de "Nisan Ibrahim" para mantenerse a salvo de los terroristas. A través de la red social, Hassan denuncio los abusos del Estado Islámico en Raqqa considerada la capital del califato.
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Hassan estudió filosofía en la Universidad de Aleppo, y desde hace 4 años, cuando se inició la guerra civil, se unió al la oposición, y cuando ISIS llegó a su ciudad, ella permaneció ahí para dar a conocer las crucifixiones y decapitaciones de los terroristas.
Pero su suerte se terminó, Ruqia Hassan fue descubierta y la secuestraron en Agosto y un mes después fue decapitada al ser acusada de espionaje.
Los Yihadistas se apoderaron de su Facebook y estuvieron investigando a sus contactos, tres meses después de que Hassan fuera asesinada sus amistades se dieron cuenta, según el diario The Independent.
Con un mensaje por Twitter de su grupo se confirmo su asesinato: "Raqqa is Being Slaughtered Silently" ("Raqqa está siendo sacrificada en silencio").
La periodista presentía ya su fin y escribió en su muro: "Estoy en Raqqa y recibí amenazas de muerte",
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