Es bien conocido el dicho "todo se parece a su dueño", en especial a la actitud o expresiones parecidas entre un humano y su perro.
Incontables imágenes de publicidad o simple diversión inundan internet haciendo referencia a este dicho, pero la pregunta aún queda sin responder ¿Los perros de parecen a sus dueños?
Michael Roy, de la Universidad de California en San Diego fue de los primeros psicólogos en investigar sobre esta idea.
Acudió a tres parques caninos, fotografió a los perros y a sus dueños por separado, y después pidió a un grupo de voluntarios que los compararan.
Pronto se dio cuenta que, sin aportar más pistas, eran capaces de decir con bastante precisión quién vivía con quién.
Así que volvió a hacer la prueba y el resultado fue similar.
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Por su parte, Sadahiko Nakajima, investigador de la Universidad Kwansei Gakuin en Osaka, Japón, realizó en 2013 un estudio con el fin de descubrir porqué normalmente es fácil jugar a las parejas con humanos y perros. Nakajima ya había desarrollado varias pruebas para demostrarlo, ante las fotos de diversos humanos y perros, la probabilidad de que sean correctamente emparejados es alta.
Para el nuevo proyecto de Nakajima se retrataron a 20 hombres y 20 mujeres, todos dueños de canes. A su vez, se retrató a los 40 perros de diferentes razas. Cada una de las fotos se tomó desde el mismo ángulo, sin mostrar ningún detalle más allá de la cara y los hombros. Después se colocaron las fotos en unos paneles. En uno, 20 humanos con sus canes emparejados. En la otra, el resto de las parejas, al azar.
Poco más de 500 estudiantes acudieron a la prueba para elegir las parejas que estuvieran emparejadas, pero no fue así de simple, las fotos estuvieron editadas para complicar la tarea. En algunas se mostraban con una máscara que cubría cierta parte del rostro de la pareja.
¿Cuál es la razón de la similitud entre nuestras mascotas?
El psicólogo social Nicholas Christenfeld, de la Universidad de California, en San Diego, realizó varios experimentos junto a Michel Roy, uno de sus estudiantes. En ellos dieron a elegir a numerosas personas entre un grupo de perros para que dijeran cuál creían que adoptarían con mayor facilidad.
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Chirstenfeld y Roy concluyeron de sus estudios que de alguna manera siempre tendemos a elegir inconscientemente al can que presenta el mayor rango de similitud con nuestros rasgos faciales, y de ahí la semejanza que se suele dar. Los estudios de Christenfeld y Roy fueron rebatidos en varias ocasiones, pero ellos los reafirmaron aportando mayor volumen de pruebas estadísticas que corroboraban la tesis.
Sin embargo, expertos aseguran que existe la teoría de que al juntarnos con alguien que se parece a nosotros aseguramos que nuestros genes son compatibles.
Y de acuerdo con algunos expertos, con esa misma lógica preferiríamos cualquier cosa que nos recuerde a nosotros mismos. Ya sea una pareja sentimental, un automóvil, o en este caso, una mascota.
Hoy nuestros perros se parecen a nosotros, actúan como nosotros y, a diferencia de otras personas, siempre nos corresponden con sus sentimientos.
En muchas formas, son el mejor reflejo de nuestra propia naturaleza.
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