El papa Francisco aterrizó la mañana de este lunes en el aeropuerto de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, estado al que viajó para reunirse con indígenas y familias de escasos recursos, durante su tercer día de actividades en México.
El líder religioso fue recibido en Tuxtla Gutiérrez por el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, y su esposa Anahí Puente, antes de viajar a San Cristóbal de las Casas, en donde ofició una mesa y sostuvo un encuentro con familias e indígenas.
Según rescata el portal noticioso Sin Embargo, miles de personas permanecieron en las calles durante la madrugada de este lunes, y cientos de ellos durmieron a la intemperie en un estadio deportivo en el que Francisco ofreció misa.
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La de esta mañana fue una misa dedicada principalmente a las comunidades indígenas del estado, en la que las lecturas litúrgicas, los textos bíblicos y los cantos se realizarán en tzeltal, tzotzil y chol, las principales lenguas indígenas que se hablan en Chiapas, y el papa llevará paramentos con símbolos que representan la cultura maya.
Niños mexicanos tocan corazón de Francisco
El día de ayer, el pontífice visitó el Hospital Infantil de México Federico Gómez, en el que se reunió con niños enfermos y padres de familia.
En la visita de este domingo, el papa argentino pudo reunirse con Fátima Ramírez, una joven de 13 años de edad que tiene un tumor en el cráneo imposible de operar. De acuerdo con El Universal, la pequeña ha sido sometida 24 veces a intervenciones quirúrgicas, pero los doctores no podrán salvarle la vida.
"Nosotros regresamos de Estados Unidos y ella tiene un mes que es atendida en este hospital. Queremos que el Papa le dé su bendición a nuestra hija, ella desafortunadamente está desahuciada, y es el último deseo de Fátima, ver al papa Francisco y poder saludarlo personalmente para que le de fuerzas y ánimo para seguir adelante hasta que sea la voluntad de Dios", explicó Dolores, madre de la niña, a El Universal.
Durante casi dos horas, el pontífice tuvo oportunidad de conocer a Fátima y decenas más de niños, con quienes rezó y compartió historias antes de continuar con sus actividades programadas.
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