Este jueves ha empezado el juicio del siglo en Corea del Sur. En un escándalo que ha sacudido los cimientos económicos, políticos y sociales del país asiático, el vicepresidente y heredero de Samsung, Lee Jae-yong, ha sido procesado por, presuntamente, pagar sobornos a la presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, a cambio de favores políticos. En su escrito de acusación, así lo mantiene el fiscal especial Park Young-soo, que viene investigando desde hace más de dos meses el denominado caso de la Rasputina. Por su oscura influencia sobre el Gobierno, similar a la que tuvo aquel místico monje ruso en la corte del zar Nicolás II, los medios han bautizado de esta manera a Choi Soon-sil, una amiga íntima de la presidenta Park que se habría aprovechado de su estrecha relación con ella para, supuestamente, extorsionar a las principales corporaciones del país.
Por este escándalo, Park Geun-hye fue suspendida temporalmente por el Parlamento en diciembre y el Tribunal Constitucional decidirá este viernes si la destituye o no. Por su parte, el heredero de Samsung, Lee Jae-yong, se sentará en el banquillo por soborno y malversación, ya que la Fiscalía le acusa de haber pagado unos 43.000 millones de won (35 millones de euros) a la presidenta Park y a su amiga Choi para obtener el visto bueno del Gobierno a la fusión de dos sus filiales. Lee, de 48 años, lleva bajo custodia policial desde el mes pasado y podría pasarse hasta dos décadas en la cárcel si es condenado.
En procesos separados, también han sido imputados otro cuatro altos directivos de Samsung: el vicepresidente Choi Gee-sung, el consejero delegado Kwon Oh-hyun, el presidente de la división electrónica, Park Sang-jin, y el vicepresidente ejecutivo Hwang Sung-soo. Aunque la compañía lo niega rotundamente, la Fiscalía sospecha que el Fondo Nacional de Pensiones dio el visto bueno a la fusión de dos de sus filiales debido a un astronómico soborno a Choi Soon-sil, la «Rasputina» de la presidenta Park.
Presuntos sobornos
Tales pagos de Samsung se hicieron en virtud de unos supuestos trabajos de consultoría efectuados por una compañía de Choi con sede en Alemania, Core Sports International. Junto a estos presuntos sobornos, Samsung le habría comprado carísimos caballos y cursos de equitación a la hija de Choi Soon-sil, quien fue arrestada el mes pasado en Dinamarca por negarse a volver a Corea del Sur para declarar ante la justicia. Según informa la agencia de noticias Yonhap, entre las pruebas con que cuenta la Fiscalía destaca una «tablet» de Choi con abundante información sobre los pagos de Samsung. Además, parece que el presidente de la división electrónica de la firma, Park Sang-jin, tomó notas de sus reuniones con la «Rasputina», que obran en poder de los fiscales.
En la vista de este jueves, que era preliminar, no era necesario que el vicepresidente de Samsung compareciera. A través de sus abogados, este ha negado todos los cargos y ha insistido de nuevo en su inocencia, informa Yonhap.
Pero no es la primera vez que un alto directivo de un multinacional surcoreana se ve acorralado por la justicia. De hecho, prácticamente todos los grandes hombres de negocios del país han sido procesados alguna vez, lo que empaña la imagen empresarial de Corea del Sur. Con un Producto Interior Bruto (PIB) de 1,2 billones de euros, se trata de la undécima economía mundial y es uno de los «tigres asiáticos» junto a Taiwán, Hong Kong y Singapur. Un logro descomunal para un país que era de los más pobres del mundo cuando, en 1953, acabó la guerra civil que dividió a la Península Coreana entre comunistas y capitalistas a la altura del Paralelo 38.
Este éxito, conocido como el «Milagro del Río Han», se debe a los «chaebols», las corporaciones empresariales creadas en los años 60 y 70 por familias cercanas al poder. Con negocios que van desde la electrónica y la telefonía hasta la automoción y la industria naviera, entre ellas destacan Samsung, Hyundai, Daewoo y LG.
Numerosos casos de corrupción
Sin embargo, todos estos «chaebols» se han visto manchados por la corrupción. Lee Kun-hee, «patriarca» de Samsung, fue condenado dos veces por soborno y evasión fiscal. El presidente de Hyundai, Chung Mong-koo, a tres años de prisión por desfalco; y el de Daewoo, Kim Woo-chong, a diez por estafa. Los tres recibieron amnistías presidenciales. En 2007, el Gobierno perdonó a 430 condenados por corrupción, entre ellos 160 grandes empresarios y 223 políticos, para reactivar la economía y crear empleo.
Ahora, el siguiente puede ser Lee Jae-yong, quien dirige Samsung desde que su padre, el presidente Lee Kun-hee, sufriera un infarto en 2014. Con una fortuna estimada en unos 8.000 millones de euros, es el tercer magnate más rico de Corea del Sur. Nacido en Washington, se licenció en Historia por la Universidad Nacional de Seúl y estudió cinco años en Harvard para sacarse un Doctorado, pero no lo consiguió. Divorciado y con dos hijos, heredará el imperio de Samsung si no acaba en la cárcel por el caso de corrupción de la «Rasputina».