El conocido como «Ángel de la Muerte», Donald Harvey, asesino en serie responsable de la muerte de al menos 54 personas durante su época como ayudante de enfermería en varios hospitales de Estados Unidos, ha muerto tras sufrir un ataque a golpes en su celda.
Harvey, que utilizaba arsénico y cianuro para perpetrar sus asesinatos, argumentó durante su juicio que quitaba la vida a los pacientes con enfermedades crónicas para terminar con su sufrimiento, según recuerda «USA Today». Sus crímenes comenzaron durante su estancia en el hospital de Marymount, en el estado de Kentucky y fueron cometidos principalmente cianuro, raticidas, gases, inyección de aire en las venas y bolsas de plástico o almohadas para cortar el oxígeno.
Al reo se le prometió no aplicarle la pena de muerte a condición de que se confesara culpable de estos crímenes, ya que su comprobación hubiera resultado muy difícil. Lo hizo, llegando a confesar más del doble de crímenes de los que se le acusaban.
En 2003, el propio «Ángel de la Muerte» relató sus asesinatos, destacando que llevarlos a cabo fue algo muy sencillo para él. «Están tan ocupados que el paciente puede morir sin que venga el médico y lo certifique. Eso me ocurrió con un residente, que murió y el médico lo mandó directamente a la funeraria», dijo. Nunca mostró arrepentimiento por sus actos.
El martes, Harvey fue encontrado golpeado en su celda de la cárcel de Toledo, en Ohio. El hombre, de 64 años, no pudo sobrevivir a la paliza, cometida por alguien que todavía no ha sido identificado.