Las detenciones de al menos 11 familias alrededor de Estados Unidos marcaron el primer día de un esfuerzo del gobierno para encontrar y deportar a los migrantes de Centro América que buscan refugio en el país norteamericano y se quedan de manera ilegal, dijeron los defensores de inmigrantes el sábado.
A diferencia de una serie de redadas de inmigración a mediados de la década pasada, los agentes no tienen planeado llevar a cabo redadas en lugares de trabajo u otras acciones de ejecución en masa, sino que se dirigirán a familias con órdenes de deportación.
Líderes de organizaciones comunitarias que representan a inmigrantes centroamericanos y mexicanos, han anunciado que tienen planeada una marcha para el sábado 16 de enero para protestar contra lo que llamaron redadas inhumanas que lleva a cabo el gobierno del presidente Barack Obama contra padres y niños de los países de Centroamérica.
"Han desatado una psicosis que involucra a todas las familias de inmigrantes no solo centroamericanas. Por eso es que hacemos un llamado de emergencia a la administración del terror que encabeza el presidente Obama para que detenga las redadas que afectan psicológica y emocionalmente a todos los inmigrantes", dijo Raúl Murillo de Hermandad Mexicana.
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El activista proinmigrante Juan José Gutiérrez dijo que además de salir a las calles, las familias que se sienten amenazadas van a empezar a acuartelarse y a usar como santuarios y refugios las iglesias de toda la nación.
"También vamos a iniciar una campaña permanente para invitar a los inmigrantes que ya pueden votar para que se registren, y a quienes ya se pueden hacer ciudadanos para que comiencen el procedimiento cuanto antes y salgan a dar sus votos en las elecciones de noviembre, o en las primarias de junio", sentenció.
En Norcross, Georgia, Joana Gutiérrez dijo que su sobrina y su hijo de nueve años fueron tomados por agentes de Inmigración y Aduanas, que llegaron en un coche camuflado y se presentaron ante Gutiérrez con una orden para un hombre que ella no conocía.
Gutiérrez les dijo a los agentes que necesitaban una orden para entrar a su hogar, ellos respondieron que no y entraron, revisando cada cuarto en la casa y despertando a los niños. "Ellos temblaban de miedo", explicó Gutiérrez durante una entrevista telefónica.
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Tras revisar la casa, los agentes le mostraron a Gutiérrez una foto de su sobrina, Ana Lizet Mejia de 30 años, quien escapó de Honduras cuando su hermano fue asesinado por una pandilla. Mejía entró a los Estados Unidos ilegalmente con su hijo como parte de una ola de inmigrantes de América Central que buscaban refugio de la violencia durante el verano de 2014.
Gutierrez declaró que su sobrina no faltó a ninguna fecha de la corte, y usó un monitor en el tobillo ordenado por la corte.
"¿Por qué una persona que ya está en el control de la corte?", mencionó Gutiérrez.
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