Theresa May y el presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, se han reunido este jueves durante dos horas en el Número 10 de Downing Street, en una reunión calificada de «buena y amistosa»por fuentes comunitarias. Ambos buscaban rebajar tensiones tras los roces en el inicio del Brexit , marcado por la controversia sobre Gibraltar y porque Bruselas rechazó la pretensión británica de negociar a la par la salida de la UE y un nuevo acuerdo comercial con Europa. Durante la entrevista, la primera ministra reiteró su posición de que no negociará sobre la soberanía de Gibraltar contra los deseos de los gibraltareños.
El Gobierno británico ha dado un gran giro en su tono respecto al Brexit, porque sabe que sus cartas para la partida de los próximos dos años son mucho más débiles que las de los 27. Las bravatas nacionalistas de corte brexiter de la premier a comienzos de año, que castigaron a la divisa británica, han sido sustituidas por un tono pragmático y un lenguaje afectuoso . Así, May reiteró que el Reino Unido «desea mantener una sociedad profunda y especial con la UE», con una nueva forma de acuerdo que «funcione para los británicos y también para la Unión Europea». También garantizó que en los dos años en que todavía formará parte del club europeo su país será un socio «completo y comprometido».
Tusk y May acordaron verse de manera regular y trabajar juntos para rebajar la tensión. El representante comunitario admite que habrá «confrontación por momentos» . Preguntado sobre si su conversación con la primera ministra había sido exitosa, Tusk respondió: «Como siempre».
Los portavoces del Número 10 han explicado que May le recordó a Tusk que el Reino Unido buscará el mejor acuerdo posible para Gibraltar en el contexto de la salida del país de la UE y no habrá negociación sobre la soberanía de Gibraltar sin el consentimiento de su gente».
Sin embargo dejar la UE castigará a Gibraltar, como prueba que fue el territorio británico donde más se votó por la permanencia en el referéndum (95%). En ese sentido, el europeísta Nick Clegg, el portavoz del Partido Liberal Demócrata para el Brexit, explicó en una conferencia en Barcelona que «es inevitable que el Gobierno español diga que una vez que el Reino Unido y Gibraltar salgan de la UE va a tener que cambiar el estatus atípico fiscal y legal que tiene Gibraltar». El político inglés considera sin embargo que en el tema de la soberanía España «no tiene nada que hacer».
Clegg, casado con una brillante abogada vallisoletana y con tres hijos de nombres españoles, se negó a opinar sobre el desafío separatista catalán, por considerarlo un tema de la política local.