Como si de una película de suspenso al más puro estilo de Alfred Hitchcock se tratara, se llevó a cabo un robo en la ciudad francesa de Cannes, durante una exposición de joyas, ocurrido a plena luz del día y realizado por un solo hombre, cubierto del rostro con un pañuelo y una gorra.
La Costa Azul fue testigo del que se considera el robo más importante en Francia, ocurrido en el Lujoso Hotel Carlton, mientras se realizaba la exposición Extraordinary Diamonds de la firma Leviev, del israelí Lev Leviev, especializada joyas con incrustaciones de diamantes.
Este robo, por increíble que parezca, según informó el diario español El Pais ocurrió el pasado domingo 28 de julio, poco antes de abrir las puertas al público, cuando un solo hombre vestido con guantes, gorra y pañuelo cubriendo su rostro, entró a la sala armado con una pistola y según los datos preliminares de la investigación, sin uso de violencia, logró llevarse relojes, pendientes, collares, entre otras piezas.
El total de piezas que de la manera más sencilla fueron sustraídas son 72, de las cuales 34 destacan por su originalidad y precio, pues están valuadas en 135 millones de dólares (alrededor de 102 millones de euros). El resto de las joyas alcanzan el millón de euros, lo que hace la suma de los 103 millones de euros robados.
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Lo que aún no se entiende, es por qué la autoridad de Cannes no había sido informada del evento, que aunque no era necesariamente obligatorio, si era lógico hacerlo dado el valor de los artículos que se iban a exhibir. La exposición que se inauguró el pasado 20 de julio y se extendería hasta el 30 de agosto, contaba con sus propios agentes de seguridad, que al parecer eran tres o cuatro vigilantes solamente, según datos de la investigación.
Estos hechos preocupan a los empleados del hotel, pues este tipo de eventos ponen en riesgo su seguridad, pues ya en 1994, el mismo hotel había sido víctima de un acto similar, también durante una exhibición de joyas donde un guardia de seguridad resultó herido.
Tan espectacular como este fue el robo perpetrado en 2003 en el Daimond Center de Amberes, Bélgica, que se consideraba hasta estos momentos el mayor robo de la historia, con un valor de piezas robadas estimado en 100 millones de euros, con la diferencia de que éste fue realizado por varios hombres.
