First Posted: Jan 20, 2014 03:52 PM EST

El departamento de Policía del condado de Delaware fue demandado el pasado 8 de enero por la familia de Uriel Juárez Popoca, joven de origen hispano que murió atropellado en una autopista ubicada  al norte de Columbus, Ohio.

De acuerdo con el sitio noticioso Krmg, hechos ocurrieron el 28 de julio de 2012, cuando miembros del cuerpo de policía encontraron a Juárez Popoca en estado inconveniente dentro de su camioneta, por lo que decidieron arrestarlo. Sin embargo, según revelan las grabaciones de seguridad de la patrulla, los agentes comenzaron a bromear al darse cuenta que el detenido no hablaba inglés, y en tono de burla, uno de ellos sugirió llevarlo a un establecimiento de Taco Bell, con el argumento de que ahí sí lo entenderían.

Dando cumplimiento a lo dicho, lo trasladaron a una sucursal de la cadena de comida rápida a 5 kilómetros del sitio de donde lo hallaron, lo bajaron del vehículo y se marcharon. Instantes después, mientras intentaba regresar a casa, un automóvil le dio alcance, causándole graves heridas y en consecuencia la muerte.

Los familiares del fallecido y su defensa legal acusan a las autoridades de discriminación racial y por poner en peligro de muerte a Uriel por jugarle una broma debido a su descendencia mexicano, ya que en vez de realizarle una prueba de alcohol y llevarlo a la jefatura de policía o con sus familiares como dicta el procedimiento, decidieron actuar por su cuenta al margen de la ley, destacó el portal Dayli News en su nota sobre el acontecimiento.

Por otra parte, el abogado del departamento de policía, Sam Shamansky, niega cualquier actitud discriminatoria por parte de los tres agentes acusados, e inclusive, apunta que actuaron de buena fe al no detenerlo dada su situación migratoria, lo que le tal vez le hubiera supuesto la deportación.

Christopher Hughes y Derek Beggs, dos de los patrulleros implicados, ya fueron separados de su cargo, mientras que Sean Carpenter, pese a que había corrido la misma suerte, presentó una apelación y logró ser reinstalado.

A Uriel Juárez le sobreviven esposa y dos hijos, además de sus padres; todos viven en la zona sur del Distrito Federal, en México, y su estabilidad financiera dependía de los envíos de dinero que les llegaban desde Estados Unidos.

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