A pocos semanas de que un juez civil de Italia dicte sentencia a un sacerdote que fue encontrado culpable de haber abusado de cuatro menores, el papa Francisco ordenó este miércoles 12 de febrero su expulsión inmediata del sacerdocio, en lo que muchos han interpretado con un gesto que refuerza la nueva postura de la Iglesia ante los escándalos por presuntos casos de abusos cometidos por sacerdotes pederastas.
El año pasado, un proceso eclesiástico encontró culpable al sacerdote italiano Marco Mangiascasale de abusos sexuales en contra de cuatro menores, por lo que el presbítero de la diócesis de Como, en el norte de Italia, permanece a la espera de una sentencia definitiva, informó el diario mexicano El Universal.
Mangiacasale enfrenta una pena de tres años, cinco meses y 20 días de cárcel, al menos hasta que la justicia civil italiana emita una sentencia definitiva en contra del sacerdote que fue encontrado culpable de abusar de cuatro jovencitas menores de edad.
Cabe destacar que en caso de existir un proceso en curso contra un sacerdote, los Tribunales del Vaticano usualmente no emiten sentencia hasta que las instancias civiles hayan emitido un resultado final, por lo que la resolución en contra de Mangiacasale ha resultado inesperada y apunta a que las pruebas de su culpabilidad han sido contundentes.
De acuerdo con el diario El Clarín, Francisco evitó el proceso tradicional y eligió la vía administrativa, luego de que una investigación del Vaticano llegó a la "total certidumbre" de la culpabilidad del padre italiano.
Una fuente eclesiástica dijo al mismo medio que este tipo de acciones responden a la nueva política de "cero tolerancia" ante sacerdotes pederastas en la Iglesia Católica que ha instaurado el papa Francisco, quien desde hace poco más de un año ha optado por "que sean claras y contengan castigos canónicos ejemplares para los culpables".
La medida impuesta por Francisco al padre Mario Mangiacasale está considerada como la máxima pena canoníca a un sacerdote, el equivalente en términos canónicos a "una condena de muerte o a la cadena perpetua", destacó El Clarín.