En respuesta a la presión ejercida por activistas de inmigración para detener las deportaciones masivas, el Presidente Obama pide revisar las políticas sobre la aplicación de leyes, y está haciendo énfasis en la necesidad de hacerlo de manera más humana.
Para abril, el número total de residentes indocumentados deportados bajo el mandato de Obama está cerca de los 2 millones, excediendo por mucho a cualquier otro presidente estadunidense. Sin embargo, el jueves, el Presidente reveló su esfuerzo para detener las deportaciones durante una reunión con legisladores hispanos, donde señalaron tener una "gran preocupación por el dolor que muchas familias están sufriendo por la separación ocasionada por el sistema migratorio," según un comunicado de la Casa Blanca, informó el New York Times.
El Presidente Obama ha ordenado al Departamento de Seguridad Nacional que conduzca una revisión de todo el sistema de aplicación de las leyes migratorias, pidiendo a dicho departamento "que vea si se pueden aplicar las leyes de una forma más humana dentro de sus límites," establece la lectura de salida de la reunión.
Después de la junta, el representante demócrata Luis Gutiérrez, afirmó que estuvo "claro que las peticiones de la comunidad llegaron al presidente". Él añadió que el Congressional Hispanic Caucus (CHC) "trabajará con él para mantener unidas a las familias" y que "el Presidente claramente expresó el pesar que siente debido al devastador efecto que las deportaciones tienen en las familias," informó USA Today.
El presidente hizo el anuncio luego de meses de afirmar que no había nada que pudiera hacer para detener el flujo de deportaciones de inmigrantes indocumentados. En lugar de eso, presionó al Congreso a aprobar una revisión integral de la legislación nacional de migración, pero los defensores de migración insistieron que él debía de detener todas las deportaciones hasta que una nueva ley fuera aprobada.
En años recientes, Obama ha dado pasos para disminuir el paso de las deportaciones. En 2012, él creó un programa para detener las deportaciones de trabajadores indocumentados que habían sido traídos al país desde niños. Según la Ciudadanía Estadunidense y Servicios Migratorios, más de medio millón de personas calificaron para este programa.
En noviembre, su administración formalizó el programa que permite que vivan en el país los familiares inmediatos de miembros del ejército estadunidense que son inmigrantes indocumentados.
Aunque ha expresado que eso es lo más que puede hacer legalmente, mucho consideran que el presidente podría expandir la protección dada a jóvenes inmigrantes indocumentados a otros sectores dentro de la población ilegal. En los últimos tiempos, los líderes del Congreso y activistas han presionado a Obama para que actúe más. En noviembre, un objetante interrumpió al presidente en un evento en San Francisco, durante el Consejo Nacional de La Raza, el grupo más grande de latinos en el país, nombrando a Obama el "deportador en jefe".
Aunque los activistas elogian el nuevo anuncio de Obama, muchos no estarán satisfechos hasta que se realicen las acciones.
"No se puede permitir un retraso en la revisión," apuntó Chris Newman, el director legal de la Red Nacional de Jornaleros, según Político. "El presidente tiene la autoridad legal y la obligación moral de cambiar la política de deportaciones, y cada día que espera será una mancha en su legado."
De igual forma, César Vargas de la Coalición Dream Act afirmó que "las acciones inmediatas hablarán más que comunicados de prensa."