Veinticinco cadáveres de morsas yacían en una costa de Alaska. Algunos eran pequeñas crías y a algunos les faltaban sus colmillos, lo cual levanta la sospecha de que fueron matadas por cazadores.
Las autoridades federales, incluyendo el abogado local de Estados Unidos y el agente especial a cargo de la oficina de Pesca y Vida Silvestre de Alaska, quieren saber la causa de muerte, aunque se menciona que pudo haber sido causa natural.
La oficina del fiscal federal Karen Loeffler emitió un comunicado de prensa el miércoles 23 de septiembre que detalla cómo las morsas fueron encontradas muertas el 17 de septiembre cerca de Cape Lisburne, localidad en el extremo noroeste de Alaska a lo largo del Océano Ártico. Las autoridades abrieron oficialmente su investigación dos días después.
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Los animales fueron descubiertos cerca de Point Lay, mismo lugar donde 35.000 morsas fueron avistadas en tierra el 2 de septiembre.
Matar a una morsa del pacífico no es necesariamente ilegal en Alaska, pues dichos animales son parte de la dieta de los nativos de Alaska que viven a lo largo de la costa, y sus colmillos, huesos y pieles se utilizan a veces como parte de sus artesanías.
Las partes también se utilizan de otras maneras, como las pieles que cubren los barcos de madera o los colmillos pulidos como puntas de arpón para pesca.
Sin embargo, los asesinatos en masa son otra cosa, especialmente si los asesinos tratan de tomar los colmillos de morsa para que puedan venderlos. Al igual que con los elefantes, un colmillo de morsa contiene marfil que está en alta demanda en algunos mercados negros. La Oficina del Fiscal de Estados Unidos señaló la Ley de Protección de Mamíferos Marinos que tiene como objetivo salvaguardar especies como la morsa del pacífico.
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En 2013, por ejemplo, un hombre de Alaska se declaró culpable y recibió seis meses de cárcel por violar la ley federal de vida silvestre para, entre otras cosas, su participación en la venta de aves migratorias y su parte en la compra, transporte y venta de colmillos de morsa y otros partes para la reventa.
En un viaje sencillo conseguía alrededor de 275 libras de colmillos de morsa, y el hombre fue pagado con otros colmillos que luego revendió en el mercado.
Las morsas se reúnen en enormes manadas que puedan crear estampidas si se acerca algún peligro como un oso polar, un cazador o el ruido de un avión. Los animales jóvenes pueden ser triturados en la prisa por llegar a la seguridad del océano.
Los cadáveres de más de 130, en su mayoría morsas jóvenes, se contaron después de una estampida en septiembre de 2009 en Icy Cape, Alaska.
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